lunes, 19 de noviembre de 2007

Navalperal de Tormes, Cinco Lagunas y Almanzor

Bueno, a la tercera va la vencida. O a la segunda en mi caso. Tras un intento fallido de realizar esta rute en septiembre, en la que un miembro del equipo enfermó, decido volver a intentarla. El proyecto ya estaba echo. Las condiciones son un poco peores: más frio y menos horas de luz, pero la experiencia está de nuestra parte. Se trata de hacer vivac al lado del coche en el aparcamiento de Navalperal, a la mañana siguiente subir al Almanzor por Cinco Lagunas y dormir haciendo vivac en Laguna Grande. A la mañana siguiente, vuelta a Navalperal.



Esta vez el equipo cambió, dos amigos de mi escuela con los que escalo fueron los engañados para la ocasión. Aunque la verdad no me costó mucho, me bastó con decirles que podíamos llegar a los 1500 metros de desnivel de subida acumulado en un día, unas 11 horas andando, que tras esto nos esperaba una trepada de segundo grado con grandes macutos y dos noches de vivac a -4 grados.

Mi material: mochila de 60 litros, saco de fibra de temperatura de confort 4 grados (no tengo otro y lo que no te mata te hace más fuerte), capa de agua como funda de vivac, un forro polar, una cazadora de esquiar, un gorro polar, esterilla marca quetchua gris (craso error, lo sé), hornillo msr, dos bombonas de gas de 250 gramos, pote, cuchara, cazo, mapas, brújula, navaja, pastillas potabilizadoreas, dos cantimploras de 1,4 l y comida para dos desayunos dos comida y dos cenas. Ah, y los bastones. Total: 17 kg de peso. No está mal, va a ser divertido.

El miércoles a las 8 acabamos las clases y tras los últimos preparativos partimos. Llegamos a Navalperal a las 12 de la noche. Cena, infusión para entrar en calor, me pongo toda la ropa de abrigo que tengo, y al saco. Me agarro los machos y me preparo para una noche muuuy larga. Por la noche duermo de lado para minimizar la superficie de contacto con la esterilla. Está fria. A la mañana diguiente, nos despertamos con esa cosa blanca encima de nosotros:



Desayuno rápido y a andar, el día va a ser largo. Muchas fuerzas y mucha ilusión:



Además de un bonito paisaje otoñal:



A la derecha vamos y por la izquierda volveremos:



En seguida, mis compañeros me piden que les diga que ruta vamos a hacer, por que todavía no me había dador tiempo a explicarla. Desde el cariño, me llaman de todo:



Desde aquí ya se ve casi la portilla de Cinco lagunas, parece lejos pero todo llega:



Nuestro querido y conocido Chozo de la Barranca:



La primera laguna que vemos, el paisaje es inmejorable:



A continuación la primera subida escarpada. No es muy larga, pero el macuto pesa. Pero bueno, estamos frescos y en seguida llegamos a arriba. Disfrutando de las cinco lagunas y casi sin parar enfilamos la portilla de Cinco Lagunas. Esta ya cuesta un poco más, pero también se sube bien. Ya queda menos, y la ilusión de saber que es la última subida de ese estilo nos hace ir rápido. lAs vistas desde arriba a ambos valles son impresionantes... Ya desde arriba:



Presento al equipo. A la izquierda Pablo, asiduo alpinista invernal. A la dereca Marco, asiduo escalador deportivo (el otro día nos deleitó con un 7b a vista, gran tipo). Y en medio yo. Recién iniciado en al montaña, llevo un mes escalando y no hago más de 6a, y mi alpinismo se reduce a mi ascensión al Aneto en verano. Pero bueno, en ilusión, voy sobrado.



Primeras trepadas camino del Almanzor:



Por fin, la cima. Yo por lo menos extenuado. Los brazos cansados, las piernas al rojo vivo y mis reservas de glucógeno por los suelos. Pero bueno, lo he consiguido, y la felicidad que siento en ese momento es indescriptible:



En la antecima descansando:



De camino a Laguna Grande, las caprichosas formas del hielo nos deleitan:



Es precioso ver como se fusiona con el musgo:



Pero bueno, hay que darse prisa que ya está anocheciendo y todavía nos queda un poco:



Al final llegamos con frontales. Encontramos un buen sitio para vivaquear y cenamos. Macarrones de sobre y mucha agua caliente e infusiones para rehidratarnos y entrar en calor. Estiramiento y a la cama. Esta noche fué menos cruel con nosotros o ya estaba acostumbrado. O tal vez estaba tan cansado que no me dí cuenta del frio, pero dormí del tiron. A la mañana siguiente:



La vuelta, preciosa también. Al final, un bonito paisaje otoñal:



Conclusión. Una ruta preciosa. Mantenida en belleza, con pasos ligeramente técnicos al final (muy fáciles, no presentan mayor dificultad si no tienes vértigo), larga y muy agradecida. Con buen vivac para los que no gustan los refugios, y agua en todo el recorrido. Yo para eso soy previsor,y llevaba pastilas potabilizadoras de clorina por si acaso. Luego disimulaba el sabor con isostar en polvo y ya está. Se la recomiendo a todo el mundo que se vea con fuerzas.

1 comentario:

Javi dijo...

Ey Javi,muy buena la actividad.
Al estar leyendo lo que has escrito me he dado cuenta de una cosa y solo queria darte un pequeño consejo ahora que estas empezando en esto de la escalada deportiva. No le des tanta importancia a los numeros y las letras, la escalada es algo (mucho) más. No valores a las personas por esa cifra que hacen. Si no acabaras convirtiendote en otro esclavo que solo practica esta aficion por mero espectaculo y para que los demas vean lo guay que es (los cuales abundan).
Lo importante es disfrutar y sentir que te estas esforzando y que luchas las cosas, que mas da si es 6a que 7b? de verdad crees que es mejor? entonces no tiene sentido escalar si no haces 8c a vista!!!
Te lo digo porque yo me deje llevar en este error tan grande. Y ahora que me he separado de aquellas personas que incluso quisieron hacerme ver la escalada como algo competitivo, y solo escalo por disfrutar sin pensar si es una cosa u otra, es cuando de verdad siento que esto es algo mas que un deporte.

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